"Si la escuela de Finlandia puede considerarse revolucionaria es justamente porque no busca homogeneizar. La formación se centra en descubrir las necesidades y los intereses de cada uno..."
Los niños finlandeses tienen tiempo de hacer lo que realmente es importante: trepar árboles, dibujar, dormir la siesta, jugar a la mancha y leer libros despatarrados en el sillón de su casa.
Los finlandeses se dieron cuenta de que la sobreexigencia, el sistema de calificación tradicional, la eficacia y la productividad como objetivos principales en la educación de sus hijos, no eran más que una trampa: la metáfora del perro que se muerde su propia cola.
Se respeta el ritmo de aprendizaje individual y los docentes huyen de las evaluaciones, la comparación y las actividades estandarizadas. Además, desde el año pasado hicieron una modificación radical: abolieron la división de materias y comenzaron a aplicar un método conocido como phenomenon learning, que reemplaza las clases tradicionales por proyectos temáticos.
“Los niños aprenden a través del asombro”, dice la investigadora canadiense Catherine L’Ecuyer. “La educación en el asombro consiste en respetar la curiosidad, que es motor del aprendizaje del niño; Tomás de Aquino la llamaba ‘el deseo de conocer’.
http://www.rumbosdigital.com/culturas/como-hacen-los-chicos-de-finlandia-para-ir-4-horas-a-clase-no-hacer-la-tarea-y-aprender
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